A QUIÉN LLAMAMOS MAMÁ

Una mujer incomparable

Desde el inicio de la fecundación pasamos tan sólo nueves meses, 38 semanas o quizás menos tiempo en su vientre, en su cuerpo, pero permaneceremos eternamente en sus corazones, en el alma más profunda y sincera de las madres.


La ciencia avanza a pasos agigantados cada día, tanto que fecundar a un ser ya no es requisito para ser madre, la existencia de los llamados “vientres de alquiler” ha provocado que se pierda el vínculo perfecto entre mamá e hijo, puesto que el amor de madre empieza con el deseo de serlo. Sin embargo, ser madre va más allá de una simple emoción o peor aún de una equivocación, ser mamá es ser una mujer incomparable.

En una ocasión escuché decir que “No hay mayor gesto de amor en el mundo, que el amor de los padres a los hijos y más aún el de una verdadera madre”. Lo pensé y lo analicé y tiene mucha razón, el amor de una mamá trasciende tanto que aunque los hijos se conviertan en padres y tengan canas ellas siempre nos verá como aquel bebé que tuvo entre sus brazos y lo amamantaba. No existe una edad que les impida consentir, amar y cuidar a sus hijos, podrán estar enfermas, no ver ni caminar como antes, pero siempre tienen fuerzas para servir una taza de café para nosotros.

Vivimos tiempos en que fecundar un bebé representa quizás un 50% de ser madre, lo demás esta en la forma de serlo. Lamentablemente moramos en una generación que le dan muertes a sus bebés en su matriz, es algo muy penoso porque el lugar más seguro sobre la tierra debe ser el vientre de la madre, pero a llegado hacer el lugar más peligroso en el mundo. Son simplemente mujeres que no valoran la fertilidad que Dios le concedió, mientras tanto existen mujeres que lloran, viven en el mar de la melancolía por no poder procrear un ser. Ser madre va más allá de conceder un hijo, ellas son las maestras por excelencia, no son los programas de farándula o las telenovelas que nos enseñan sobre los valores, tampoco son las escuelas en donde aprendemos cómo lavar un plato o arreglar la casa, son ellas las que nos enseñan cómo administrar un hogar, porque las medres tienen un legado que dejar, son ellas las que nos enseña como amar a los hijos.

Si eres mamá por producto de emoción, equivocación o quizás no fue tu decisión, tu hijo no tiene la culpa, el no tiene que escuchar palabras que lo entristezcan, que lo desanimen, el no debe dejar de ser tratado como una bendición para tu vida, el es el reflejo de ti, él tiene algo de ti, como tú tienes algo de él, es tu misma sangre y carne, ámalo, cuídalo y protégelo porque ten la seguridad que el haría lo mismo por ti cuando tú no puedas más hacerlo.

Tú hijo recuerda que mamá es la que te ama, protege y cuida desde el primer momento que se enteró de tu existencia, valora a esa mujer incomparable a quien le llamas mamá, que puede ser tu misma mamá, abuelita, tía, madrina o madre adoptiva, esa mujer que ha estado para ti, aquella que se desveló por tus llantos y gritos, la que te bañaba desde niño, te cambiaba el pañal y te amamantaba, esa mujer que te vestía, peinaba y te daba de comer, la que nos aconseja miles de veces y sin embargo no aprendemos, la primera doctora o enfermera que conociste en tu vida, esa mujer sabia que está pendiente de ti sin ser tu amiga del facebook o seguidora de tu instagram, a ella ámala como a ninguna otra mujer, respétala porque el amor de ella es eterno e incondicional. No esperes una fecha especial para celebrar con la persona a quién le dices mamá, dale gracias a Dios por su vida o por el amor que te han dado a lo largo de tu vida, porque gracias a ellas eres la persona que eres en este momento. Anímate a decirle a esa mujer incomparable lo valioso que es ella para ti y no esperes ese día en donde tus palabras se queden en el viento y mueran en el olvido porque fue muy tarde para escucharte.

Cuando veas a la persona a quién llamas mamá recuerda que cada arruga, color blanco de su pelo y manchas en sus manos son el reflejo de ese gran amor que tiene para contigo, son el sacrificio que pudo hacer para poderte dar lo mejor o lo que estaba en sus manos para ti. ÁMALA.

" Como aquel a quien consuela su madre, así os consolaré yo a vosotros, 
y en Jerusalén tomaréis consuelo."
Isaias 66:13
Les comparto el video de nuestros amigos de youtube LosPugans: 

Comentarios